El biólogo Miguel Santín habla sobre Darwin.
La base
científica, experimental o empírica de “Sobre el origen de las
especies por medio de la selección natural o el mantenimiento de las
razas favorecidas en la lucha por la existencia”, verdadero título
de la obra de Darwin es absolutamente inexistente. La idea de la
selección “natural” la obtuvo de la observación y lecturas sobre las
actividades de criadores de animales y plantas, y su concepción de las
relaciones entre los seres vivos, la “lucha por la vida” y la
“supervivencia de más apto” provienen de Robert Thomas Malthus y Herbert
Spencer, dos individuos muy desagradables, discípulos de Adam Smith,
que veían la proliferación de los pobres como una amenaza para su
bienestar.
El verdadero artífice del darwinismo (no el único, pero sí el
principal) fue Sir Thomas Henry Huxley que sí era biólogo (además de
eugenista) y fue el que “depuró” las confusas ideas de Darwin más
convenientes para su ideología: la selección “natural” y el azar. Para
ello, fundó, junto con Hooker, Spencer y otros científicos afines el
X-Club que controló las principales instituciones científicas de Gran
Bretaña y también fundaron la revista Nature, con el objeto de promover
el darwinismo y controlar las publicaciones.
Sobre esa base “científica” se montó la llamada “Síntesis Moderna”,
que es lo que se enseña actualmente en las universidades como base
teórica de la evolución. Curiosamente, el artífice de este engendro que
pretendió unificar bajo el darwinismo disciplinas cuyos resultados eran
totalmente discordantes con él (la genética, la paleontología y la
sistemática) fue, (atención) Sir Julian Huxley con su gran obra “Evolution: The Modern Synthesis”
publicada en 1942. Este señor, nieto de Sir Thomas Henry Huxlex, fue
miembro vitalicio de la Sociedad Eugenésica, su presidente entre 1959 y
1962, fue el primer director general de la UNESCO y fundador de la World
Wildlife Fund, cuyo actual presidente honorario es el duque de
Edimburgo, no sé si le suena… En definitiva, creo que al darwinismo
debería denominarsele más propiamente “Huxleismo”.
No olvidemos que la
concepción de la vida del darwinismo-huxleismo tiene un gran componente
cultural y que Darwin es un icono de la cultura anglosajona. La
concepción individualista, competitiva (“el egoísmo individual lleva al bien general",
etc., base, por otra parte de la teoría del “libre mercado” de Adam
Smith) son conceptos centrales de las culturas de raíces calvinistas.
De hecho, la eugenesia, la doctrina que preconiza el
impedimento de reproducirse a los “no aptos” y la reducción de la
población mundial está en la esencia del darwinismo, tanto el de los
libros de Darwin, como el de los “creadores” de la Síntesis “moderna” y
en la ideología de sus máximos valedores, los grandes magnates mundiales
(por favor, busquen en internet, por ejemplo, “eugenesia y
Rockefeller”).
Darwin era eugenista, al igual que su primo, Sir Francis Galton,
fundador de la Sociedad Eugenésica, Leonard Darwin fue el segundo
presidente de esta sociedad y Horace y Emma Darwin, también hijos de
Darwin, fueron miembros destacados. E insisto, todos los matemáticos y
genetistas implicados en la “creación” de la genética de poblaciones con
el objetivo de “demostrar matemáticamente” cómo la selección “natural”
podía “fijar” variaciones “imperceptibles”, eran eugenistas, porque las
ideas de cambio (“ascenso”) gradual y, sobre todo, la selección
“natural” son las bases fundamentales de esa ideología. Una ideología
que sigue vigente como podrán comprobar si se molestan en informarse
(busquen, por ejemplo el Galton Institute).
Es muy célebre la sentencia de John
Rockefeller (siempre aparecen los Rockefeller cuando se sigue la
historia del darwinismo): “El crecimiento de un gran negocio es
simplemente la supervivencia del más apto /…/ es simplemente la
combinación de una ley de la Naturaleza con una ley de Dios”.
Porque la ideología darwinista ha transformado en “leyes” científicas
los peores defectos de la condición humana: el egoísmo, la competencia,
la avidez por la riqueza, la explotación de los hombres y de la
Naturaleza, forman parte de las “leyes naturales”, y para que estas
“leyes” se cumplan, la usura, el expolio y la violencia son instrumentos
necesarios.
El verdadero significado de la doctrina de Dawkins no es muy difícil
de desentrañar: para Adam Smith, es el egoísmo del carnicero, del
cervecero o del panadero el soporte de la sociedad mediante “la mano
invisible del mercado”, Para él, es del egoísmo del “gen” del que surge
la Naturaleza mediante “la mano invisible de la selección natural”.
Actualmente hay datos científicos suficientes para relegar
científicamente el darwinismo al olvido, pero sinceramente no tengo
mucha esperanza en que esto ocurra. Hay muchos intereses implicados, por
una parte, en el mantenimiento del adoctrinamiento social (la
“justificación científica” del sistema), y por otra en la concepción
determinista y reduccionista necesaria para las manipulaciones genéticas
de la gran industria de la “biotecnología” y los transgénicos. Por eso,
las autoridades darwinistas, ante la avalancha de datos que son
totalmente contradictorios con sus bases teóricas (los fenómenos
epigenéticos, los elementos móviles, los virus endógenos, todos ellos
manifestaciones de respuestas del genoma al ambiente) lo que sugieren es
crear una “Síntesis ampliada”, es decir, intentar embutir a la fuerza
todos esos datos reales en su teoría inventada para que no cambie lo
fundamental, su concepción patológica de la naturaleza y de la sociedad.
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